GOLPEADA POR
CELOS INJUSTIFICADOS Y EN PELIGRO CONSTANTE.
«POR CELOS
INJUSTIFICADOS»
Por Carlos
Rey.
«Estuve
casada dos años. Desde el inicio del matrimonio, [mi esposo] se comportó muy
violento. Me golpeaba por celos [injustificados].... Un día, me golpeó y me
abandonó. Aconteció lo mismo varias veces. Era un ir y venir. Se enojaba y se
iba. No le importaba nada. La última vez que nos separamos, me volvió a golpear
y se fue. Yo no quise volver a verlo más. Me pidió que lo perdonara, pero eso
ocurrió tantas veces que ya no le creí más.
»Nunca quiso
buscar ayuda [profesional]. Yo ya no quiero seguir casada con él, pero no sé si
es lo correcto. Estoy queriendo quedarme sola y seguir adelante. Gracias a
Dios, no tuvimos hijos porque perdí dos embarazos. Son muchas heridas.... Ahora
no me queda nada. Me siento culpable e infeliz.»
Este es el
consejo que le dio mi esposa:
«Estimada
amiga:
»Su caso nos
conmueve el corazón. ¡Nos entristece mucho que se haya casado con un hombre que
la tratara como lo hizo él! Hay hombres (y algunas mujeres) que, durante el
noviazgo, tienen la habilidad de ocultar sus tendencias a la violencia, pero
que, una vez que se casan, se manifiesta su verdadera naturaleza....
»Usted dice
que ahora se siente culpable. Dios nos dio a cada uno una conciencia para
ayudarnos a distinguir entre el bien y el mal. Por lo general, nos sentimos
culpables cuando hacemos lo malo. Sin embargo, en el caso suyo, su esposo la
maltrató y la manipuló a tal grado que usted se confundió al tratar de
distinguir entre el bien y el mal. Él la convenció de que estaba bien que usted
permitiera que la golpeara, y que estuviera mal que usted se protegiera. Así
que usted lo perdonó vez tras vez, y permitió que regresara a casa y volviera a
golpearla. Y ahora usted se siente culpable por haber hecho lo correcto.
»Nunca se
justifica la violencia en el matrimonio. El apóstol Pablo dice que cada esposo
debe amar a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella.1
¿Cómo fue que amó Cristo a la iglesia? Él murió en la cruz por los pecados de
todos nosotros a fin de que formáramos parte de su iglesia. Él amó y se entregó
y se sacrificó. Ese es el modelo que el esposo debe seguir.
»Los hombres
que manifiestan enojo y conducta violenta no dejarán de ser abusivos sólo
porque lamentan lo sucedido. Es probable más bien que se vuelvan cada vez más
violentos. Sin la ayuda profesional de un consejero o de un programa para
dominar el enojo, esos hombres son peligrosos. Toda mujer que viva con un
hombre abusivo se arriesga a que corran peligro tanto su propia vida como la de
sus hijos....»
1 Ef 5:25.
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