El yugo es un instrumento de unión de dos seres para que caminen hacia la misma dirección!
Un matrimonio en yugo desigual, es una pareja en la que cada uno intenta vivir y desarrollar sus proyectos de vida en direcciones diferentes. La fuerza con la que cada uno hala para su lado, les impide avanzar y frecuentemente ambos se frustran mucho.
La Biblia enseña que no es bueno que un matrimonio se forme si cada uno tiene diferentes principios sobre los que se norma la vida familiar. Ese yugo desigual va a causar muchos problemas a la pareja y corren el riesgo de fracasar en su matrimonio.
2 Corintios 6:14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas?
Cuando un matrimonio esta unido en yugo desigual, deben tomar la decisión de ceder y ponerse de acuerdo en la dirección que le van a dar a su vida, especialmente en el aspecto espiritual. Es muy difícil ponerse de acuerdo en las demás áreas de la vida, si no caminan juntos espiritualmente.
Si la mujer es creyente y el hombre no lo es, la instrucción de Dios es la siguiente: Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. I Pedro 3: 1-4:
Si el hombre es el creyente y la mujer no lo es, la instrucción bíblica es que él sea imagen y gloria de Dios para su esposa. Que la ame incondicionalmente así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a si mismo por ella; santificándola por medio de la palabra de Dios. Efe 5:25
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El creyente no debe abandonar a su cónyuge no creyente: A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. A los demás yo digo, no el Señor, que si algún hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone, porque el marido no creyente es santificado por la mujer; y la mujer no creyente, por el marido. De otra manera vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son santos. Pero si el no creyente se separa, sepárese, pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a vivir en paz nos llamó Dios.
¿Qué sabes tú, mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, marido, si quizá harás salva a tu mujer? I Corintios 7:10-16:
Nunca trates de forzar a tu cónyuge no creyente, hazlo como lo enseña el Señor. Vivir en yugo desigual no es una situación fácil, pero si se siguen las instrucciones de Dios, hay una muy grande posibilidad de que el no creyente se convierta y puedan restaurar su relación. Una vez que comienzan a caminar juntos espiritualmente, van a ir aprendiendo por medio de la palabra de Dios como hacer ajustes en sus relaciones usando los principios de vida del Reino.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro mas valioso que Dios te ha dado. Cuídalo!
Luis y Hannia Fernandez
matrimonios@libresparaamar.org
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