lunes, 8 de febrero de 2016

AMA A LA MUJER CON TODO EL CORAZÓN Y NO CON LA TRAICIÓN. NO LA MALTRATES POR FAVOR. AMA IGUALMENTE A DIOS CON TODO TU CORAZÓN Y NO CON LA TRAICIÓN.

«AL DUEÑO DE VARIOS AMORES»
por Carlos Rey

Ya que tienes otra dama,
dime cuál será mi estrella:
si tú te quedas conmigo,
o te quedas tú con ella.
Háblame con claridad,
como si hablaras con Dios:
¿A cuál será de las dos
que le das seguridad?
Si es a mí, no hay novedad;
pero si tu amor se inflama,
y en resumen se proclama
por aquella, y no por mí,
no puedo seguir así,
ya que tienes otra dama.
Yo quisiera que tu amor
para mí solita fuera,
sin que otra se metiera
a gozar de ese primor.
Yo no quiero más dolor
por causa de otra aquella.
Y al ponerte mi querella,
como juez de tu conciencia,
para saber tu sentencia:
Dime cuál será mi estrella.
¿Cuál será la suerte mía?
¿A dónde iré a parar?
Eso quiero averiguar
antes de que llegue el día
de verme en más agonía.
Y como penando sigo,
por último así te digo
que te ofrezco mi amistad
para siempre, y de verdad,
si tú te quedas conmigo.
Si eres hombre de verdad,
no temas en declarar
con quién te vas a quedar
con toda puntualidad.
En esta conformidad
concluyo así mi querella,
que quiero saber mi estrella.
Pues con franqueza te digo:
que o te quedas tú conmigo,
o te quedas tú con ella.1
En estas décimas dedicadas «Al dueño de varios amores», Juan Antonio Alix, considerado el mejor representante de la décima dominicana, representa fielmente así mismo a la mujer dominicana que, a su vez, representa la causa de la mujer panamericana. Al igual que luchó como soldado en pro de la independencia dominicana, Alix aquí lucha como poeta en pro de la emancipación femenina.
Poniéndose en el lugar de la mujer traicionada, Alix apela a la hombría del género masculino, exhortando al hombre infiel a que se decida por una sola mujer. «Si eres hombre de verdad —le dice—, no temas en declarar con quién te vas a quedar.»
En el libro del profeta Oseas, Dios se encuentra en la misma situación insoportable que la mujer de estas décimas de Alix. «Ya no hay entre mi pueblo fidelidad ni amor»,2 juzga el Señor de Israel. Así que, para enseñarle una lección a ese pueblo infiel, Dios le manda a Oseas que se case con una prostituta, sabiendo de antemano que ella lo va a traicionar. Luego de que la esposa le es infiel, Dios le dice al pobre profeta: «Ve y ama a esa mujer adúltera, que es amante de otro. Ámala como ama el Señor a los israelitas, aunque se hayan vuelto a dioses ajenos».3
A la postre, el amoroso Dios de Israel está dispuesto a perdonar a su pueblo después de pedirle cuentas de su conducta. De ahí que Oseas exhorte a Israel a que se vuelva al Señor su Dios con este ruego: «Perdónanos nuestra perversidad, y recíbenos con benevolencia».4
Así como el pueblo de Israel, todos los que hayamos tratado con doblez a Dios debemos ahora volvernos a Él y pedirle perdón, con la confianza de que nos perdonará igualmente a nosotros. Pues así como la mujer en las décimas de Alix, Dios, como juez de nuestra conciencia, merece saber nuestra sentencia. Hablémosle con claridad. Digámosle que nos quedamos con Él y no con los dioses ajenos de este mundo.

1Juan Antonio Alix, «Al dueño de varios amores», en Poesía y Teatro, Colección Pensamiento Dominicano, Vol. I (Santo Domingo: Banco de Reservas, 2008), pp. 328-29 <http://www.banreservas.com.do/Biblioteca%20Virtual/Pensamiento%20Dominicano/Volumen%20I%20-%20Poes%C3%ADa%20y%20Teatro.pdf > En línea 15 septiembre 2015.
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