sábado, 21 de mayo de 2016

AMA A LA FAMILIA Y NO LA MALTRATES.« ¿DEBO SOMETERME A SU CONTINUO ABUSO?»

HOMBRES ABUSADORES QUE MALTRATAN A SUS ESPOSAS E HIJOS.
« ¿DEBO SOMETERME A SU CONTINUO ABUSO?»
Por Carlos Rey.
« ¡Necesito ayuda urgente! Entablé una demanda de divorcio contra mi esposo... por abuso sexual, infidelidad, vulneración de dignidad, maltrato, trato cruel, mentiras, abandono y otras [causas] más. Vivo con mis tres hijos de quince, diecisiete y diecinueve años en casa de mis padres desde hace un año y medio a causa de los continuos maltratos a los que nos veíamos sometidos, y la verdad es que me siento más tranquila sin él, aunque [cuando] salgo [de la casa, lo hago] con grandes temores.
»Está a punto de resolverse mi proceso de divorcio, y mi hijo menor se ha puesto en contra mía, además de desobediente y rebelde. Su papá... les ha hablado de los principios bíblicos en cuanto al matrimonio y de que yo estoy muy mal espiritualmente.... ¿Qué hago? Amo a mis hijos y no deseo herirlos.... ¿Debo someterme a su continuo abuso y maltrato hasta que cause una tragedia? ¿Esto me impedirá ir al cielo?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Todo hijo sufre cuando sus padres no se llevan bien. Sufre emocionalmente cuando los padres discuten y pelean de continuo, y sufre si los padres se separan....
»A un muchacho de quince años le hace falta que su padre sea un héroe. Si su padre no desempeña ese papel, entonces tal vez el muchacho, en el subconsciente, niegue la realidad y se aferre a la fantasía. No es de extrañarse que sea desobediente y rebelde, ya que aún los muchachos que viven en hogares intactos y estables pueden ser desobedientes y rebeldes a esa edad. Pero el hijo suyo se siente atraído por dos polos opuestos y está reaccionando con frustración y enojo.
»Aunque Dios aborrece el divorcio,1 su Hijo Jesucristo dijo que la infidelidad es una excepción.2 Entre otras cosas, el cónyuge infiel bien pudiera introducir graves enfermedades en el hogar. Y el cónyuge violento no hace más que empeorar las cosas al acarrear el peligro de daño físico e incluso de muerte. Nadie debe permanecer en un ambiente peligroso.
»Está bien que usted quiera evitar hacer algo que le impida ir al cielo. Sin embargo, el apóstol Pablo enseñó que todos hemos pecado y que todo pecado impide que vayamos al cielo.3 Por eso Cristo tuvo que morir en la cruz a fin de pagar por todo nuestro pecado. Debido a lo que hizo por nosotros, podemos pedirle que perdone nuestros pecados y que sea el Señor de nuestra vida. Él está dispuesto a perdonarnos, sea cual sea el pecado que hayamos cometido.4.
»Pídale a Dios que le ayude a hacer lo debido sin que importe lo que piense su hijo. No hable mal de su esposo, ya que eso hará que su hijo lo defienda aún más. Sea firme y consecuente en su disciplina, y no permita jamás que su hijo haga que se dé por vencida. Y mantenga la calma, sin que la impulse el enojo. Algún día el muchacho será todo un hombre y comprenderá.»
1.        Mal 2:16. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.
2.        Mt 19:8-9. Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así.
19:9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
3.        Ro 3:23. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Ro 6:23. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
4.        1Jn 1:9. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.


viernes, 20 de mayo de 2016

MANTENIENDO EL CURSO EN EL MATRIMONIO. AMA A LA FAMILIA Y ALEGRA TU CORAZÓN CON ELLOS.

MANTENIENDO EL CURSO EN EL MATRIMONIO.
Cuando una pareja se une en matrimonio establece un rumbo para su vida!
UN CURSO O RUMBO O PUNTO DE LLAGADA.
Así como una nave establece un rumbo cuando sale de un punto de origen hacia su destino, igualmente los matrimonios establecen un curso o rumbo que les guiará a su destino.
UNA UNIDAD INDISOLUBLE.
Bíblicamente el destino de un matrimonio es que se conviertan en una sola carne, formen una familia y vivan en armonía hasta que la muerte los separe; y tener acceso a la vida celestial. Mt 19:5-6.
SEGUIR LAS INSTRUCCIONES DE DIOS.
Para alcanzar ese destino, todo matrimonio debe seguir las instrucciones del que diseñó la relación y el destino: Dios.
MANTENER UNA SOLA DIRECCIÓN: LA QUE DIOS NOS TRAZÓ
Durante el desarrollo de la vida, el matrimonio va construyendo el camino hacia su destino, frecuentemente con dificultades y obstáculos. Eso es totalmente normal. Así es la vida. Lo importante es que a pesar de todo, mantengamos el curso de nuestra vida y del matrimonio.
UN ENEMIGO EN EL CAMINO QUE QUIERE DESVIARNOS DEL RUMBO.
Nuestro Padre Celestial nos advierte que tenemos también un enemigo que va a tratar de sacarnos del curso hacia nuestro destino. Él le llama el enemigo de nuestras almas. Usando estrategias, asechanzas y tentaciones sobre nuestras debilidades humanas ese enemigo trata constantemente de sacarnos del curso.

Por esa razón debemos mantenernos en el curso, puestos los ojos y el entendimiento sobre las instrucciones de Dios en su palabra la Biblia, para que podamos librarnos de las asechanzas del enemigo y mantener el curso de nuestra vida y nuestro matrimonio.
ES TIEMPO DE REVISAR NUESTRAS ACTITUDES.
Actitudes que nos pueden sacar del curso de nuestras vidas:
ANALICE CADA UNA Y ORE FRENTE AL RETO QUE ELLA TRAE.
1. La debilidad espiritual. Cuando nos aflojamos de nuestra relación personal con Dios, bajamos nuestras defensas y quedamos a expensas de los ataques del enemigo.
2. La desobediencia a los principios de vida del Reino. Si conociendo los principios no los llevamos a la práctica, nos extraviamos y nos confundimos en el propósito de Dios para nuestras vidas.
3. El pasado. Vivir en las ofensas y las circunstancias del pasado frecuentemente conduce a perder el rumbo.
4. La falta de Perdón endurece los corazones y trae ceguera espiritual que nos hace perder el rumbo.
5. La Intolerancia. Es necesario practicar la tolerancia y la humildad para poder mantenernos en el curso.
6. Las malas amistades corrompen las buenas costumbres y nos desvían del rumbo a nuestro destino.
7. El amor al dinero, a los placeres y a las cosas materiales, muy frecuentemente nos desvía hacia otro destino.
Medita con tu cónyuge en estas actitudes que pueden estar afectando el curso de tu vida y de tu matrimonio en detrimento de tu familia y tus generaciones. Tomen decisiones hoy mismo que los libre de desviarse del curso de Dios para ustedes. Si se han desviado, pidan perdón a Dios y pídanle fuerza para tomar las decisiones que sean necesarias para ajustar el rumbo en función del propósito de Dios para ustedes como matrimonio y familia.
MANTENTE EN LOS PRINCIPIOS Y VALORES DEL REINO.
Esfuérzate por mantener el curso de tu vida en obediencia a los principios de vida del Reino y entonces todas las promesas de Dios se cumplirán en tu vida y alcanzarás el propósito para el que fuiste creado.
LO MÁS IMPORTANTE QUE DIOS TE DA: LA FAMILIA
Tú matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado.
CUÍDALO!
Luis y Hannia Fernández
www.libresparaamar.org
matrimonios@happy4ever.org




AMA A LA FAMILIA Y NO LA MALTRATES.

¿CUÁNTO VALE NUESTRA FAMILIA?
Por Carlos Rey.
(15 de mayo: Día Internacional de la Familia)
En su comisaría en Catanduvas, Brasil, Tendrick da Lima tenía ante sí a dos campesinos, Antonio da Luz y Antonio da Rosa, que discutían acaloradamente. El comisario se rascaba la cabeza porque no podía hacerlos entrar en razón. Se trataba de un negocio de compraventa, o de trueque, pero los tocayos no podían ponerse de acuerdo en el precio.
Los dos hombres querían hacer un intercambio de esposas e hijos. Al parecer, ambos estaban cansados de sus respectivas familias y querían hacer un trueque como si se tratara de ovejas o bueyes. Antonio da Luz exigía que Antonio da Rosa le diera, además de su familia, un acordeón para balancear el precio.
El comisario da Lima tuvo que explicarles a los dos interesados que en Brasil estaba prohibida la compraventa de personas, como también el canje de esposas e hijos, aunque no rindiera utilidad alguna. Los dos campesinos se fueron protestando y diciendo que ya no había libertad en el mundo.
A este relato lo pudiéramos calificar de tragicómico, cómico por lo risible del caso, y trágico porque para muchos hombres su esposa y sus hijos son bienes económicos nada más, cifras de pérdida o de ganancia, mercadería que se puede comprar y vender, o hasta esclavos que trabajan por obligación.
Esto se debe a que muchos individuos desconocen el valor de cada ser humano. Y no se trata sólo de personas iletradas. Lamentablemente abundan hombres ricos y hasta con títulos universitarios, capaces de vender a su esposa o alquilar a una hija si con eso hacen un buen negocio u obtienen una buena ventaja social.
¿Y qué decir de los que no van al extremo de tratar de comprar o vender, o siquiera de cambiar a miembros de su familia, pero sí los maltratan como si no tuvieran valor alguno? ¿Acaso cuando se le golpea física, verbal o emocionalmente a una esposa o a un hijo, no se le está tratando también como un perro callejero o una bestia de carga?
¿Qué pensará acerca de esta actitud Dios nuestro Creador, que nos hizo a cada uno como una creación excepcional? A los ojos de Él, todos los seres humanos tenemos un valor inestimable. Como para que no nos quede duda alguna al respecto, el apóstol Pablo nos asegura que el precio de nuestro rescate «no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo».1 Es decir, Dios nos considera tan valiosos que envió a su único Hijo Jesucristo al mundo a dar su vida por nosotros. Tanto es así que se ha dicho que si hubiera habido un solo habitante en el mundo de aquel entonces, Cristo habría muerto por esa persona de todos modos.
Ya es hora de que reconozcamos el valor que realmente tenemos. De hacerlo así, le entregaremos a Cristo nuestra vida a fin de que nos cubra con su amor y su protección, y nos recuerde todos los días lo mucho que nos valora.
1         1P 1:18-23. 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1:20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,

1:21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza  sean en Dios.
1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
1:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.