jueves, 14 de abril de 2016

LA VIOLENCIA EN EL HOGAR ES EL RESULTADO DE NO TENER A JESUCRISTO EN EL CORAZÓN.

LA VIOLENCIA EN EL HOGAR ES EL RESULTADO DE NO TENER A JESUCRISTO EN EL CORAZÓN.
«EN UNA DISCUSIÓN, LE ENTERRÉ UN CUCHILLO»
Por Carlos Rey.
«Tengo alrededor de siete años con mi esposo, y [tenemos] dos niños.... En una discusión, le enterré un cuchillo pequeño en el pecho. Gracias a Dios, no [fue nada grave]; pero ahora estamos separados por medidas [legales] y estamos en espera de un juicio para dictaminar la custodia de los niños. Necesito un consejo, por favor.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Usted cuenta lo ocurrido como si fuera algo sin mayor importancia que no debiera tener serias repercusiones. No menciona si está o no arrepentida por lo que hizo, ni cómo se siente al respecto. De hecho, al contarnos su caso usted no expresa ninguna emoción sobre lo que pasó ni acerca de la posibilidad de que pierda la custodia de los niños.
»Casi todas las mujeres y la mayoría de los hombres expresan sus sentimientos cuando cuentan sus problemas. Sienten tristeza, vergüenza, temor, ansiedad o una de las tantas emociones posibles. El hecho de que relate sus problemas con indiferencia y sin sentimientos pudiera ser indicio de un trastorno emocional. Combinado con el acto violento que usted cometió, hay suficiente razón para que sea evaluada cuanto antes por un psiquiatra....
»La violencia en el matrimonio perjudica a todos los miembros de la familia. Los hijos sufrirán a causa de la ruptura del matrimonio, sin que importe con quién viva....
»Aunque no nos cuenta con lujo de detalles la discusión que tuvo con su esposo, es obvio que usted debió de haberse enojado mucho. Sin duda usted se sintió impotente en cuanto a alguna situación, y su enojo la impulsó a valerse de un cuchillo para demostrar que sí tenía poder. Lamentablemente, la violencia no es prueba de poder sino señal de debilidad. Además, su falta de dominio propio y su patente desacato de las consecuencias son indicios de que usted necesita ayuda profesional.
»Mientras tanto, si de veras está arrepentida, Dios la perdonará si tan sólo se lo pide en oración en el nombre de su Hijo Jesucristo. Pero usted debe mostrar su arrepentimiento con la determinación de que va a vivir conforme a las leyes divinas y a comunicarse con Él todos los días mediante la oración y la lectura de la Biblia. También necesita una comunidad de seguidores de Cristo que le ayuden a superar las dificultades que tiene por delante. Así que busque una iglesia en la que la vida de los miembros demuestra que aman a Dios, y asista cada vez que tenga la oportunidad.

»Sin embargo, si bien Dios la perdonará, Él no eliminará las consecuencias que ahora tiene que afrontar por lo que hizo. Así que pídale que le ayude a tener una actitud positiva y a depender de Él, pase lo que pase.»

viernes, 8 de abril de 2016

AMA A LA MUJER Y NO LA MALTRATES. EL ABUSO SEXUAL ES MALTRATO CONTRA LA MUJER.

«FUI VÍCTIMA DE ABUSO SEXUAL»
Por Carlos Rey.
«De niña fui víctima de abuso sexual por parte de mi padre y mi padrastro, y mi perfil ha sido siempre de baja autoestima y depresiva, sobre todo porque he intentado suicidarme y tengo la tendencia a hacerme daño a mí misma. Recuerdo que lo hago desde niña.... Me siento sucia por ello; me odio a mí misma.....
»He sufrido interminables noches de llanto y soledad por mi actuar....
»Considero que a nuestro Creador le ofende tanta inmundicia en mi ser.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Nos quebranta el corazón escuchar el dolor y el sufrimiento que usted ha experimentado. Pero sabemos que quebranta aún más el corazón de su Padre celestial.
»Se supone que cada padre protege y valora a sus hijos. En cambio, en el caso suyo tanto su padre como su padrastro hicieron todo lo contrario.... Las acciones de ellos le enseñaron a usted una mentira: que usted era prescindible y desechable. Pero lo cierto es que usted es una creación sin igual, hecha a imagen y semejanza de Dios y digna de ser amada, valorada y apreciada.
»Usted ha tenido muy baja autoestima porque ha basado su realidad en la mentira que ellos le enseñaron. Usted misma se ha hecho daño porque la mentira de ellos le hizo sentir que usted no merecía nada mejor. Todas las historias que usted misma se cuenta se basan en mentiras que los hechos de ellos le hicieron creer.
»¡Ya es hora de que le ponga fin al poder de esas mentiras en su vida!... La persona sucia no es usted. Ni es usted responsable de nada de lo que ellos le hicieron. Su Padre celestial sabe que usted era una niña inocente.
»¿Qué puede hacer usted ahora para dejar de creer esas mentiras?
»Le recomendamos que busque ayuda. Su Padre celestial está esperando a que usted le pida ayuda. Dígale que usted no quiere seguir teniendo esos pensamientos, sino que quiere que su Hijo Jesucristo entre en su corazón y la acompañe en cada paso que dé desde ahora en adelante. Pídale perdón por cualquier ofensa que usted haya cometido, pero no le pida que la perdone por las ofensas que han cometido otros. Eso es algo de lo que ellos tienen que arrepentirse....
»Arme una defensa para vencer las mentiras enemigas que ha creído, repitiendo los siguientes versos de los Salmos, dirigiéndose a su Padre celestial: «¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!»1 Esa es la verdad. Venza las mentiras con la verdad. Al principio, es posible que sean sólo palabras que no esté usted pronunciando de corazón. Pero a medida que las repite y medita en ellas, poco a poco reemplazará las mentiras con la verdad.
»Por último, consulte con su médico si continúa sufriendo la tentación de hacerse daño. La tentación en sí no es pecado. Pero la manera como respondemos a ella sí puede serlo. Es posible que las mentiras la hayan acompañado tanto tiempo que han causado ligeros cambios en las sustancias químicas de su cuerpo.
»Con afecto fraternal,
»Carlos Rey y señora.»

1Sal 139:14

martes, 5 de abril de 2016

UNA VERDADERA HISTORIA DE AMOR. ES UN FINAL TRÁGICO, PERO FELIZ

«BODAS DE PLATA Y DE LUTO»
Por el Hermano Pablo.
Eran unas bodas de plata. Veinticinco años de dichosa vida matrimonial. Un cuarto de siglo de vivir juntos, de vivir unidos, de vivir ligados por estrechos vínculos de amor, de compañerismo, de fidelidad.
Neil y Brenda Janson, de Hayes, Inglaterra, quisieron celebrar sus bodas de plata en la misma capilla donde se habían casado veinticinco años antes, frente al mismo clérigo con los mismos testigos. Pero cuando Neil, el esposo, repitió las palabras del clérigo y renovó así sus votos de amor eterno, sucedió algo que desconcertó a todos. En ese momento sufrió un paro cardíaco que puso fin a sus días. Murió agarrando la mano de su esposa. Los amigos y parientes llamaron a la celebración: «bodas de plata y de luto».
Uno se pregunta: ¿Por qué tiene que morir un hombre todavía joven, precisamente en el día en que celebra sus veinticinco años de casado? Veinticinco años de matrimonio, vividos en amor, fidelidad y compañerismo son una tremenda bendición, y terminar ahí la vida, habiendo gozado de un matrimonio feliz, es un fracaso en el sentido de que es tanto un suceso funesto como un resultado adverso.
Sin embargo, mil veces más fracaso que un paro cardíaco es la destrucción de un hogar, tenga el tiempo que tenga. Consideramos que hubo injusticia divina porque un matrimonio que se llevaba bien, en el que no había peleas y reinaba la paz, se encontró con una súbita separación forzada.
No obstante, eso no es fracaso. Fracaso es no considerar lo sagrado de los votos. Fracaso es no tener paciencia en el matrimonio. Fracaso es ser irreverente y descortés con su pareja. Fracaso es cortar la comunicación y cerrar la puerta del corazón. Fracaso es ser infiel, es engañar al cónyuge, es cometer adulterio y así menospreciar los votos de honor y fidelidad mutuos. Eso es fracaso.
La calidad de nuestra vida no la determinan los años. La felicidad, la paz, el éxito en el matrimonio son el resultado de entrega mutua, de sometimiento recíproco, de sacrificio, de amor. Estas son virtudes que no responden a una emoción pasajera sino a una decisión: la de considerar sagrados nuestros votos y de amar de todo corazón a la persona que Dios nos ha dado hasta que la muerte nos separe.
Con Cristo en nuestra vida y en nuestro matrimonio podemos tener ese premio. Hagamos de Él nuestro dueño y Señor. Él le dará a nuestro matrimonio no sólo largos años de permanencia sino fuertes sentimientos de amor.

AMA A A MUJER Y NO LA MALTRATES: DECIR QUE NO LA AMAS ES UN ACTO DE MALTRATO, DE COBARDÍA. DEBEMOS AMAR A NUESTRAS MUJERES.

«ME CASÉ SIN AMAR A MI ESPOSA»
Por Carlos Rey.
«Me casé sin amar a mi esposa. Llevamos dos años de casados. Cuando éramos novios, su compañía y amistad me parecían los elementos suficientes para algún día llegar a amarla; pero eso no es así. Vivo frustrado porque no tuve el valor de desistir a tiempo. Lo llegamos a platicar, pero al verla llorar siento que fui cobarde al permitir que llegáramos hasta el matrimonio. Quisiera corresponder a ese amor, pero no lo siento así. Ella lo ha percibido y sufre. Me duele verla así.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»... Si usted algún día tiene un hijo, ¿espera que ha de amarlo? ¿Qué tal que no sea así? ¿Qué tal que nunca llegue a sentir nada por él? Tal vez su respuesta sea que lo ha de amar porque es su hijo y no por lo que usted siente.
»No siempre sentimos amor por nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros padres o aun nuestro cónyuge. Y sin embargo los amamos porque están ligados a nosotros mediante la relación que tenemos. No siempre nos hacen felices ni satisfacen nuestras necesidades. A veces hacen que nos sintamos frustrados o enojados, pero no por eso dejamos de amarlos. El amor es el lazo que nos ata a ellos.
»Usted esperó sentir alguna sensación con relación a su esposa. Las películas y los cuentos de hadas nos predisponen a sentir algo muy especial y a oír el repicar de las campanas. Pero la vida no es, en realidad, una película ni un cuento de hadas.
»Un matrimonio que tiene como base una sólida amistad y el compañerismo tiene la posibilidad de ser mucho más satisfactorio y duradero que un matrimonio basado en la atracción física o en emociones muy estimulantes....
»Usted hizo sus votos. No importa ahora por qué lo hizo o si fue la decisión acertada. Cambie su enfoque del pasado al futuro. Los lazos del amor y del matrimonio lo han atado a una mujer maravillosa, y usted puede tomar la decisión de fortalecer esa relación en lugar de ponerla en tela de juicio constantemente. Muestre amor mediante sus acciones, y verá que sus sentimientos se ajustarán. Resuelva que hará lo que sea para que triunfe su matrimonio.
»¿Sabía que Dios quiere ayudarlo en su matrimonio y en todos los demás aspectos de su vida? Dios quiere que cada uno de nosotros cultive una relación con Él, pero nos separan de Él nuestros pecados. Así que, por el amor que nos tiene, dio a su Hijo Jesucristo como un sacrificio en la cruz para pagar el castigo de nuestro pecado. Cuando aceptamos a Cristo y decidimos caminar con Dios, Él nos da sabiduría y fortaleza para cada una de nuestras otras relaciones.»