R.C.V.A.-
VS- EL EVANGELIO DE CRISTO.
Por el
Hermano Pablo.
Llovía a
torrentes. La ciudad de Las Vegas, Nevada, en Estados Unidos, ciudad a la que
por su vida nocturna la llaman «sin noche», se veía turbia y deslucida. Hacía
un frío invernal, y el agua helada corría desenfrenada.
En uno de
esos torrentes cayó con su auto Murray Brown, joven de veintiséis años de edad.
Lo sacaron semiahogado, casi sin pulso, casi sin presión arterial, y con una
temperatura de apenas veintisiete grados centígrados. El joven se moría de
hipotermia.
El doctor
Larry Gentilello le colocó una máquina de su invención llamada R.C.V.A., que
significa «Recalentamiento Continuo Venoso Arterial». Con ese aparato le
recalentó la sangre, y el joven quedó fuera de peligro.
El aparato
consiste de una tubería de aluminio sumergida en agua caliente. Se hace pasar
la sangre de la víctima por la tubería, y poco a poco se va calentando hasta
recuperar su temperatura normal. Una vez que la sangre llega a la debida
temperatura, el enfermo se recupera de una manera asombrosa.
Como si esa
hipotermia no bastara, hay en la actualidad otra hipotermia que, como
enfermedad crónica, ha invadido todas las esferas sociales de nuestro mundo. Es
la hipotermia matrimonial, que ocurre cuando el amor, el cariño y la atención
personal se han enfriado en un matrimonio.
¿Habrá
alguna máquina parecida a la invención del doctor Larry Gentilello que pueda
aplicarse a los matrimonios? Son prácticamente incontables los matrimonios cuyo
amor se ha enfriado, casi al punto de congelación. Necesitamos una máquina
descongeladora que caliente de nuevo la sangre, el cuerpo y el alma, y que
resucite esos matrimonios.
La buena
noticia es que esa máquina ya se ha inventado. Muchos la hemos visto funcionar
infinidad de veces, arreglando parejas, recomponiendo hogares, pacificando
matrimonios. Se llama «el Evangelio de Cristo», y es el sistema divino que pone
calor donde antes había hielo, vitaliza todas las funciones del alma, reanima
el amor muerto y devuelve la vida y la felicidad a cuantos los quieren.
Ese bendito
Evangelio sana las enfermedades del alma. Ya lleva dos mil años de estar
reconciliando al hombre con Dios, y por consiguiente, con su cónyuge, sus hijos
y sus semejantes.
¿Está
nuestro matrimonio en proceso de congelación? Cristo puede devolvernos ese
maravilloso calor de la vida sana y buena. Lo único que tenemos que hacer es
someternos a su señorío. La unión con Cristo produce la unión matrimonial. Sólo
hace falta que le demos la oportunidad de recalentar nuestro matrimonio, y lo
hará.